¿Qué hay detrás de la costumbre de masticar hielo? Entendiendo la pagofagia y su relación con la salud dental
¿Has notado que hay personas que disfrutan masticar hielo como si fuera un caramelo? Para muchos puede parecer un gesto sin importancia, una simple manía inofensiva. Pero detrás de este hábito —conocido como pagofagia— puede esconderse algo más profundo: desde una señal de estrés o ansiedad, hasta una deficiencia nutricional o un trastorno del comportamiento.
¿Qué es la pagofagia y por qué deberíamos prestarle atención?
La pagofagia es el acto compulsivo de masticar hielo, y aunque parezca algo trivial, puede tener efectos serios en la salud bucal. El hielo, por su dureza y temperatura extrema, puede provocar fracturas dentales, sensibilidad, microfisuras en el esmalte e incluso daño en las encías.
Quienes practican este hábito con frecuencia suelen describir una sensación de alivio o placer al morder el hielo, pero lo que no siempre saben es que ese “refresco momentáneo” puede comprometer la integridad de sus dientes a largo plazo.
Cuando el cuerpo habla a través de los hábitos
No todos los casos de pagofagia tienen la misma raíz. Algunos estudios sugieren que puede estar relacionada con la anemia por deficiencia de hierro, ya que masticar hielo genera una sensación de energía o alivio momentáneo ante la fatiga.
Otros especialistas la vinculan con trastornos de ansiedad, depresión o estrés crónico, donde el acto repetitivo de morder hielo funciona como una forma inconsciente de liberar tensión.
Incluso existen ejemplos conocidos: figuras públicas como Kelly Clarkson o Russell Crowe han reconocido sufrir este hábito. No es algo de celebridades, es una conducta más común de lo que se cree: afecta aproximadamente al 5% de la población, según estimaciones médicas.
¿Qué consecuencias tiene en la boca?
Más allá del origen emocional o físico, el efecto más inmediato recae en los dientes. El contacto repetido con hielo puede:
- Desgastar el esmalte dental.
- Provocar fracturas o microfisuras.
- Generar hipersensibilidad al frío o al calor.
- Irritar los tejidos blandos, como las encías o la lengua.
En la práctica clínica, los dentistas suelen ver casos de pacientes con dolor o sensibilidad sin causa aparente, y al indagar, descubren que el hielo era el enemigo silencioso.
Cómo dejar de masticar hielo: pequeños pasos con gran impacto
El primer paso es reconocer el hábito y entender qué lo provoca. Si está asociado al estrés o la ansiedad, buscar apoyo psicológico puede ser clave.
En otros casos, una evaluación médica y odontológica ayudará a descartar deficiencias nutricionales o daños en las piezas dentales.
Algunos consejos prácticos:
- Sustituye el hielo por alimentos fríos más blandos, como uvas congeladas o cubos de fruta.
- Hidrátate adecuadamente; muchas personas mastican hielo por sed o sequedad bucal.
- Busca acompañamiento profesional si sientes que no puedes controlar el impulso.
Un hábito pequeño, una señal importante
La pagofagia no siempre es “solo un gusto raro”. Es, en ocasiones, la forma en que el cuerpo o la mente piden atención. Escucharte y actuar a tiempo puede evitar daños mayores.
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En resumen:
La pagofagia puede parecer inofensiva, pero no lo es. Si sientes que este hábito forma parte de tu día a día, detente un momento y obsérvate. Tus dientes no son herramientas: son parte esencial de tu salud y tu expresión.💬 “Cuidar tu sonrisa también es cuidar de ti.”
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